jueves, 12 de julio de 2007

hemos logrado detener el desfile más de cinco minutos

Ante la insistente publicación de comentarios y presuntas opiniones que profesan amenazas contra H.I.J.O.S., por las actividades que, enmarcadas en la Ofensiva de la Memoria lograron detener momentáneamente el desfile militar.

Ante la manipulación de la opinión pública por parte de algunos medios de comunicación que:
Pretende señalar a HIJOS como "agresor". Esconder la represión de que fuimos objeto por elementos del ejército de Guatemala uniformados y de particular y deslegitimar nuestra lucha por la Verdad y la Justicia.
Considerando que hemos logrado detener el desfile militar por once días en la conciencia popular para preguntarse sobre la Necesidad de JUSTICIA ante el terrorismo de Estado.

MANIFESTAMOS NUESTRAS RAZONES PARA SALIR A LAS CALLES Y GRITAR QUE NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS.

CRIMINALIZACION DE LA JUVENTUD
EN CONTEXTOS DE RESISTENCIA


A propósito de la remilitarización que afronta el país y las fuerzas policiales asesoradas por la inteligencia militar, es urgente señalar que las fuerzas que durante la guerra reprimieron, hoy controlan y violentan las relaciones sociales deterioradas desde entonces por la pobreza y la marginación, impuesta por el Estado secuestrado desde 1954 por la oligarquía nacional al servicio del capital transnacional imperialista de los Estados Unidos.
La necesidad de la clase dominante de instaurar el modelo neoliberal llevo a la negociación de los Acuerdos de Paz, última ofensiva contrainsurgente para desmovilizar la resistencia armada y popular. A 10 años del incumplimiento de los Acuerdos de Paz, las políticas neoliberales aplicadas, agudizan las condiciones que dieron lugar a la lucha revolucionaria y como respuesta la militarización, la represión y el genocidio de Estado.
De la mano de la agudización de la pobreza y la impunidad resurgen procesos de resistencia y descontento popular a los cuales el gobierno de Berger responde con un lenguaje contrainsurgente que confronta a la sociedad y justifica la represión remilitarizando la Policía Nacional Civil, como una declaración de guerra a las organizaciones, comunidades y personas que viven las injusticias y la violencia del Capitalismo.
El olvido y la reconciliación, el fomento de un falso civismo y patriotismo, el miedo como instrumento de militarización, legalización de la represión y la criminalización de la organización se constituyen en mecanismos disuasivos de cualquier intento por encontrar en la memoria reciente del genocidio y la marginación la razón fundamental para desarrollar procesos de resistencia.

PERDON, OLVIDO, RECONCILIACION
En el contexto de "transición a la paz", la cooperación internacional, la iglesia, el Estado y los sectores involucrados en la guerra mantenían el posicionamiento de que la sociedad guatemalteca debía basar sus relaciones en el perdón y la reconciliación. La idea de no regresar a la confrontación llevó a impulsar el perdón hacia los victimarios y la resolución de conflictos basada en el olvido, es decir imponer la historia como un hecho del pasado que ve al dolor y a las víctimas, pero que ignora la dignidad de la resistencia, el maltrato constante del campesino en las grandes fincas de la costa sur, del empleado y empleada de maquila, de la mujer y el hombre maltratados a quienes se les ha quitado todo poder de decisión sobre su vida.
En la actualidad nos enfrentamos al mismo enemigo, que ha adecuado su estrategia a las condiciones propias del contexto. La política de olvido sigue basándose en el perdón y la reconciliación, maquillando con actos protocolarios y disculpas públicas la necesidad de investigaciones y procesos legales. Se suma a esto el Programa Nacional de Resarcimiento que burla la dignidad de las víctimas, omite el genocidio y hace doblemente desaparecido al los miles de desaparecidos y desaparecidas, con la ley de documentación temporal que tipifica la desaparición forzada como muerte presunta, negando a las familias su derecho legitimo a exigir justicia por un crimen político, en este caso el secuestro o desaparición forzada. Todo esto aunado a la intervención mediática en la cotidianidad de las personas, en la cual los militares y los empresarios son referentes de dignidad de una nación.
Se trata por un lado de cambiar la imagen del Ejército para que sea atractivo a las nuevas generaciones dejando a un lado la historia de terror, en la que han servido a los intereses de los ricos de este país, peor aun se sostiene que los militares deben ser los encargados de la seguridad ciudadana y al mismo tiempo acceder de manera exclusiva a la USAC , golpeada salvajemente en los peores años de la represión.
Por otro lado se quiere hacer ver que son los empresarios quienes traen el progreso al país por medio del tratado de libre comercio, y que el pueblo por su parte tendría que aceptar que la pobreza es su responsabilidad y que un cambio de actitud basada en un falso patriotismo y civismo le asegura el desarrollo, con esto una vez más se niegan las relaciones económicas desiguales, el difícil acceso a la educación, la impunidad, la corrupción y se pretende invisibilizar las abismales diferencias entre las clases sociales.
La apropiación paulatina de la clase dominante de los referentes históricos de rebeldía, unidad, solidaridad, inclusión, respeto, participación… etc por íconos mercantilistas que transfiguran su verdadero sentido emancipador, pretende crear conciencias efímeras que compran la rebeldía sin causa histórica y criminaliza las demandas ligadas a la resistencia en sus reivindicaciones más sencillas. Se trata pues, de vaciar de cualquier contenido ideológico-revolucionario, por uno que no cuestione el modelo actual y las políticas de dominación.
Pareciera entonces, que tras el discurso y los mecanismos que impulsan el olvido y la reconciliación, existe el objetivo de mostrar la supuesta democracia como uno de los logros en la reconstrucción de la sociedad guatemalteca, esto a su vez se traduce en desalojos violentos y extrajudiciales, en beneficios para las transnacionales y en la imposición del miedo como terrorismo psicológico con efectos desmovilizadores.

¿Condenados a repetir nuestra Historia?
Se ha dicho que quienes no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo. El hecho de que Guatemala no aborde su historia reciente ni lleve ante los tribunales de justicia a los responsables del genocidio en el país, está contribuyendo incuestionablemente a la actual oleada de violencia en contra de activistas de derechos humanos y populares quienes intentan valerosamente combatir la impunidad y acceder a la tan anhelada justicia social .
Que los horrores y las prácticas del ayer, coincidan en la presente ola de violencia y represión, nos demuestra que la impunidad envía mensajes claros de los terroristas del estado guatemalteco que aplicaron el genocidio en nuestro país, y que continúan operando en la clandestinidad y con toda libertad, ejerciendo control en contra de todo aquel que amenaza los intereses de los restringidos grupos de poder económico y militar.
Como grupo de Jóvenes organizados a raíz del terrorismo de Estado durante la guerra, nos resulta difícil comprender a los diversos sectores que hablan de un proceso de reconciliación nacional, pareciera que nuestros familiares hubieran cometido algún delito y nosotros somos los que nos tenemos que reconciliar con los asesinos y terroristas. ¡Pero qué poco se habla de la Verdad !, ese derecho que se nos sigue negando. ¡Pero qué poco se ha hablado de la Justicia ! Esa que los mismos militares pisotearon a lo largo de su terrorífica usurpación de poder.

Por eso reafirmamos al decir que:
NO OLVIDAMOS , a las victimas del terrorismo de Estado ni a sus victimarios; No olvidamos a las más de 250,000 victimas, entre las cuales hay mas de 45,000 detenidos-desaparecidos, miles de asesinados y masacrados en 440 aldeas exterminadas de la faz de la tierra, en las mas de 669 masacres, más de un millón y medio de desplazados internos y refugiados en otros países, mas de 150,000 viudas y huérfanos y una cantidad inimaginable de casos no registrados o denunciados. Tampoco podemos olvidarnos de las luchas y del ejemplo que hemos heredado de todas las mujeres y hombres que con justa razón defendieron y entregaron sus vidas por la dignidad de nuestros pueblos.

NO PODEMOS PERDONAR , a quienes no nos han pedido perdón; no perdonamos el goce individual y colectivo de los torturadores y asesinos que ejercieron crímenes de lesa humanidad para lograr la continuación de las cúpulas de poder. Y que actualmente impunes siguen ejerciendo su función para lograr la imposición de un sistema económico excluyente y racista.

NO NOS RECONCILIAMOS , somos claros al afirmarlo, por que los mismos que se ensañaron en contra de los mejores hombres y mujeres -nuestros padres, madres, hermanos, hermanas y amigos de la patria- nos siguen asechando, poco habrá que esperar para que la historia se repita, y entonces tendremos la razón. No podemos reconciliarnos, porque cuando logremos destruir a las doctrinas estúpidas militaristas ya no vamos a tener con quién. No nos reconciliamos porque encontraríamos un olvido insano y un perdón sin dignidad.
Frente al manto de silencio y desmemoria que se quiso establecer durante la guerra y frente a las seudo democracias que no respetan los Acuerdos de Paz ni las recomendaciones de la CEH o del informe del REMHI, hacemos un llamado a Rescatar nuestra Memoria individual y colectiva, que tanto se han esforzado en negarnos, desde el momento que se niega que existen los y las desaparecidas, nuestros padres, no somos reconocidos desde nuestra concepción.
La verdadera historia, esa que escriben los pueblos, la conocemos gracias a los testimonios del pueblo maya, de los compañeros y compañeras familiares de las víctimas del terrorismo de Estado, y de nuestros dulces recuerdos de leche y miel hasta nuestras pesadillas de metralletas y galil. Así que NO OLVIDAR y exigir JUSTICIA es nuestra respuesta a un sistema que intenta manipular y borrar nuestra historia.

NO OLVIDAMOS
NO PERDONAMOS
NO NOS RECONCILIAMOS.

MEMORIA, VERDAD y JUSTICIA
H.I.J.O.S. GUATEMALA

martes, 3 de julio de 2007

Marcha por los Héroes y Mártires


Para ver un buen foto-reportaje de la marcha del 30 de junio vean:

http://www.mimundo-jamesrodriguez-esp.blogspot.com/

Les dejo un artículo de opinión de El Periódico:

30 de junio de lucha y protesta

Por Miguel Ángel Albizures - Guatemala, 2 de julio de 2007

Sólo tienen que revisar las páginas de la historia.

Las agallas están quedando en las nuevas generaciones, por supuesto no de todos los sectores sociales, sino de aquellos que fueron víctimas del enfrentamiento armado y, más concretamente, víctimas de los esbirros que actuaron contra la población civil, que perdieron a sus seres queridos.

Son ellos los hijos de los detenidos desaparecidos que no han encontrado una respuesta en el sistema de justicia, como no la hemos encontrado quienes continuamos la lucha porque los victimarios sean llevados a juicio. Todos los esfuerzos se estrellan en los edificios del Ministerio Público, la Corte Suprema y la Corte de Constitucionalidad en donde la investigación se paraliza o parcializa o donde los fallos dejaron de ser jurídicos. El Fiscal General sabe a qué me refiero, porque él es quien manda a sepultar los expedientes y hasta prohibir determinadas acciones de quienes quieren cumplir con sus obligaciones.

Los hijos de revolucionarios o de ciudadanos, hombres y mujeres jóvenes en aquellos tiempos, comprometidos con el movimiento social y que empujaron el carro de la historia hacia adelante, tienen razón de tomar las calles, de levantar las banderas de la dignidad, de ver a los que se parapetan atrás de un escudo y una máscara para tirar bombas, como los cómplices de criminales del pasado, de un sistema de justicia parcializado, de un Estado excluyente y un Gobierno al servicio de unos pocos, que no quiere saldar las cuentas del pasado injusto, porque su raigambre los obliga a servir esos intereses. Muchos piensan que el perdón y el olvido son el camino, y no la justicia que sanará las heridas del pasado, pues llevará a pensar al pueblo que las nuevas generaciones de oficiales y soldados no son responsables, no responden a consignas criminales, ni quieren volverse verdugos de quien les paga su salario: el pueblo.

Las actitudes radicales, la salida un 30 de junio a las calles, es para reivindicar a los mártires y es para decirles a esos jóvenes cadetes, que también existió un 13 de noviembre que tuvo nombres y apellidos de oficiales como Turcios Lima, Yon Sosa, Alejandro de León y otros. Que el 2 de agosto del 54 existió porque fueron los cadetes, “los héroes de 15 años” como los llamó Enrique Wer, quienes se levantaron en armas contra los militares vendepatrias. Los mismos sentimientos de dignificar a la patria tienen los jóvenes de hoy que luchan por construir una patria donde prevalezca la verdad y la justicia y donde ustedes, jóvenes oficiales, no sean como los veteranos, ni les imiten, ni se presten para defender genocidas y criminales.

Sólo tienen que revisar las páginas de la historia, no las escritas por los miembros de la inteligencia de esa época, sino las escritas por el pueblo a través de miles de testimonios de víctimas. Nosotros, los viejos, apoyamos la decisión de los jóvenes de hoy de gritar: ¡Ejército genocida y criminal! y de exigir justicia, porque mientras ésta no se imponga, las heridas seguirán abiertas.

Fuente: www.elperiodico.com.gt